El 4 de diciembre es el día de la conservación de la vida silvestre, una propuesta del Fondo Mundial para la Vida Silvestre que tiene como objetivo detener el comercio ilegal de animales. En la película Braidead, esa propuesta llega tarde a Nueva Zelanda, una producción estrenada en Norteamérica con el título Dead Alive. Un virus zombie, proveniente de un mono rata, obtenido ilegalmente desde Sumatra, infecta a la madre anciana del héroe tímido y sumiso, en poco tiempo él y una gitana sensual, que es su interés amoroso, inician una batalla feroz en contra de una horda de muertos vivientes, cada vez más repulsivos, sin mencionar los guiños a problemas psicológicos asentados en los principios Freudianos. Se trata de una comedia de terror asquerosa, a cargo de Peter Jackson, que vale la pena ver, únicamente para imaginar qué tan lejos puede llegar la producción. Restos humanos que caen en los alimentos, zombies que tienen relaciones sexuales y engendran a un bebé desenfrenado, todo conduce a la parte culminante, el punto crítico del filme, hacia el cual se va dosificando una inundación creciente de sangre en las escenas. Con el tiempo se le permitió a este director hacer otros trabajos, como la adaptación de la serie de Tolkien, Lord of the Rings.
¡Patearemos traseros en nombre del señor!
Advertencia para personas susceptibles: Violencia ejercida en contra de perros suculentos.
Braindead
1992
Productora: WingNut Films
Dirección: Peter Jackson
Producción: Jim Booth, Jamie Selkirk
Guion: Stephen Sinclair, Fran Walsh, Peter Jackson
Música: Peter Dasent
Cinematografía: Murray Milne
Montaje: Jamie Selkirk
Elenco: Timothy Balme, Diana Peñalver, Elizabeth Moody, Ian Watkin
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