El 12 de julio el vampiro Nosferatu inició su viaje hacia Inglaterra. La fecha se alteró un poco con respecto a la de Dracula, uno de los muchos pequeños detalles derivados del litigio entre el Dracula de Bram Stoker y Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (1922). F.W. Murnau no pudo obtener los derechos de la novela de Stoker, de modo que debió cambiar los nombres y los detalles, para elaborar su exitosas película de vampiros, de hecho yo la considero una de las más importantes producciones acerca del tema. La mayor parte de su éxito y su valor artístico reside en su originalidad, el propio vampiro, su asociación con el murciélago, con la rata, el cuerpo rígido del Conde Orlok. Mientras que Dracula es un monstruo que en algún momento fue humano, Orlok siempre aparece como algo inhumano, un parásito que imita a las personas y se alimenta de ellas. Aún con su icónica fama, la reacción de los herederos de Stoker nunca fue positiva.
¡La sangre es la vida!
Nosferatu, eine Symphonie des Grauens
1922
Productoras: Jofa-Atelier Berlin-Johannisthal, Prana-Film GmbH,
Dirección: F. W. Murnau
Producción: Enrico Dieckman, Albin Grau
Guion: Henrik Galeen, basado en Drácula de Bram Stoker
Música: Hans Erdmann
Cinematografía: Fritz Arno Wagner, Günther Krampf
Escenografía: Albin Grau
Vestuario: Albin Grau
Elenco: Max Schreck, Gustav von Wangenheim, Greta Schröder, Alexander Granach
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